El agua es un elemento esencial para la vida y por eso es importante saber cómo funciona en nuestro organismo, qué mitos y verdades rodean al consumo de agua y qué hábitos es necesario adquirir para mantener nuestro organismo hidratado y saludable
Nuestro cuerpo está compuesto aproximadamente en un 65% de agua, aunque este porcentaje varía con la edad. Una frase que escuchamos hasta la saciedad es “hay que beber mucha agua”, pero lo cierto es que las necesidades diarias de agua varían mucho dependiendo de las características personales de cada cual y de su estilo de vida, pues un exceso de agua también puede forzar excesivamente los riñones, favorecer desarreglos y descompensar el organismo.
En este artículo vamos a revisar cuáles son las principales funciones del agua en nuestro cuerpo, qué cantidad es idónea para cada tipo de persona, de dónde podemos proveernos, qué pérdidas diarias tenemos y cuáles son los síntomas y consecuencias de la deshidratación.

Funciones del agua en el cuerpo humano

El 65% de nuestro cuerpo son soluciones acuosas que recorren el organismo, tanto dentro como fuera de las células, en el plasma, linfa, etc. El agua es un elemento imprescindible para:

Equilibrio del agua en el cuerpo humano

El equilibrio de agua en nuestro cuerpo depende no sólo del agua que bebemos, sino también de determinados minerales que ingerimos con los alimentos. Las células y el espacio que hay fuera de ellas necesitan mantener un equilibrio de estos minerales para poder realizar sus funciones correctamente. En concreto:
    • El espacio intracelular requiere mayor concentración de potasio.
    • El espacio extracelular requiere mayor concentración de sodio.
    • El magnesio es un elemento regulador de ambos.
De hecho, una buena idea es  procurar consumir siempre alimentos que sean pobres en sodio, algo más ricos en potasio y muy ricos en magnesio.
Cuando los alimentos que tomamos no nos proporcionan este equilibrio entre minerales, las células regularán esta descompensación pasando más agua dentro o fuera del espacio celular, hinchándose o contrayéndose y propiciando así irregularidades en su funcionamiento.